Sabemos que el proceso de control de esfínteres es un hito en el desarrollo de un niño, pero también puede estar acompañado de miedo y ansiedad. Estas emociones son totalmente esperables y forman parte del camino hacia la independencia, por eso es esencial comprenderlas para poder acompañar a los niños/a de la mejor manera.
La ansiedad ante lo nuevo
La ansiedad es una emoción natural ante cualquier situación nueva, especialmente en los/as niños/as, quienes encuentran confort y seguridad en la rutina y lo conocido. Cuando se enfrentan a cambios, como dejar los pañales, es esperable que aparezcan ansiedades. Este tipo de ansiedad puede manejarse con apoyo y comprensión de las personas que rodean al niño/a.
Sin embargo, es fundamental estar atentos/as a cuando la ansiedad se convierte en un obstáculo y paraliza o angustia al niño/a. En estos casos, es importante observar cómo podemos acompañar desde la familia o si es necesario consultar con un profesional, como un/a pediatra o un/a psicólogo/a infantil.
Miedos concretos y fantasías
Otro aspecto a tener en cuenta es diferenciar entre los miedos “reales” y los “fantaseados”. A partir de los dos años de edad, desarrollan la capacidad de fantasear, lo que juega un papel importante en su vida emocional. Durante el control de esfínteres, pueden surgir fantasías relacionadas con el inodoro, por ejemplo.
Entender la diferencia entre un miedo basado en la realidad y uno producto de la imaginación es importante para abordar correctamente las preocupaciones de los/as niños/as. Los miedos concretos, como el ruido del inodoro, pueden mitigarse con una explicación y demostración. Mientras que los miedos fantaseados requieren paciencia y un enfoque que valide sus sentimientos sin ridiculizarlos.
Acompañar y apoyar en la ansiedad
Para ayudar a los niños a superar estas ansiedades, es súper necesario ofrecer un ambiente de apoyo y seguridad. El respeto por sus tiempos, el refuerzo positivo y la comunicación clara son herramientas esenciales en este proceso. Si bien la ansiedad es una parte natural del desarrollo, acompañar a los/as niños/as de manera empática y respetuosa puede hacer que el camino hacia el control de esfínteres sea más llevadero tanto para ellos/as como para sus familias.
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