El proceso de control de esfínteres no solo implica un cambio físico, sino también un desafío emocional para muchos/as niños/as. Algunos temores surgen de situaciones reales y concretas que pueden desencadenar ansiedad o rechazo hacia el baño. Hoy exploramos algunas de estas situaciones y cómo podemos ayudar a los/as niños/as a superarlas.
Situaciones que desencadenan temores
- Estreñimiento o constipación: cuando presenta resistencia a evacuar, ya sea por miedo o incomodidad, las heces pueden endurecerse, lo que hace que evacuar sea doloroso. Esta experiencia incómoda puede asociarse con el acto de ir al baño, lo que genera un ciclo en el que el niño retiene aún más y empeora el estreñimiento e incluso puede llevar a condiciones más severas como la encopresis. En estos casos, es muy importante consultar a un/a pediatra o gastroenterólogo/a infantil.
- Sangrado: la presencia de sangre en las heces, en el papel higiénico o en la ropa interior, aunque no siempre cause dolor, es un estímulo visual que asusta. Este miedo puede llevar al niño/a a evitar el baño por completo y a asociar la experiencia con el dolor o el peligro.
- Situaciones excepcionales: eventos imprevistos como una caída o quedarse encerrado/a en el baño pueden dejar una marca emocional, esto provoca que rechace entrar al baño por miedo a que la situación se repita.
Cómo abordar esos temores
- Resolver el problema de base: hay que identificar y solucionar la causa que generó el temor. Una vez abordado, es útil ir acercando al niño al baño de forma gradual y comenzar por lo más general hasta lo más específico. Este acercamiento progresivo ayuda a reducir los temores.
- Crear experiencias positivas en el baño: debemos fomentar que el/la niño/a asocie el baño con sensaciones agradables. Una posibilidad es hacer esto al resaltar momentos positivos, como cuando se siente calmado/a o se ríe en el baño. Expresiones como "¡Qué bien lo estamos pasando acá!" o "¡Qué divertido acompañarte!" pueden ayudar a crear una conexión positiva.
- Empatizar y conectar: La empatía es clave para que se sienta comprendido/a y apoyado/a. Al conectar emocional y cognitivamente con él/ella, validamos sus sentimientos y le ofrecemos un espacio seguro para expresar sus miedos.
- Estrategias de relajación: Cada niño/a tiene su manera de volver a un estado de calma, pero el manejo de la respiración y la contención corporal suelen ser eficaces. Estas técnicas pueden ayudar a reducir la ansiedad asociada con el uso del baño.
Si estás pasando este proceso o por arrancarlo, te recomendamos el curso “Acompañando el control de esfínteres: estrategias prácticas para el proceso” para padres y madres de niños/as de entre 2 y 4 años; te esperamos ahí para seguir aprendiendo.