Como madres y padres, uno de los mayores desafíos es sentirnos impotentes cuando nuestros/as hijos/as tienen frustraciones y no pueden calmarse. Tenemos que reconocer que las explosiones emocionales de los niños, comúnmente conocidas como pataletas, son momentos en los que ellos no pueden controlar sus emociones. Estas situaciones son respuestas a algo que los ha frustrado mucho.
Cambiando la perspectiva
Imaginá que estás a punto de salir para una cita importante y no encontrás tus llaves o tu billetera. La frustración y el estrés aumentan: es posible que termines haciendo una “pataleta” de adulto/a. Esto nos ayuda a entender que las frustraciones de nuestros/as hijos/as, aunque parezcan insignificantes para nosotros/as, son muy reales y significativas para ellos.
Frustraciones y sus mitos
Es fácil caer en pensamientos automáticos como:
- “Es malcriado/a”
- “Nunca se puede hacer nada tranquilos/as”
- “Siento que estoy con un/a niño/a de cristal”
- “Es mi culpa, soy mal padre/madre”
Estos pensamientos no solo nos afectan a nosotros/as sino que también pueden influir negativamente en cómo manejamos la situación. Las pataletas no son ataques personales ni señales de mala crianza. Son expresiones de una emoción intensa que aún no saben cómo gestionar.
Nuestro rol
Nuestro papel como padres y madres es crucial en estos momentos. Debemos acompañar a nuestros/as hijos/as y enseñarles maneras más efectivas de lidiar con la frustración. Acá hay algunas estrategias para ayudar:
- Mantené la calma: tu tranquilidad ayudará a tu hijo/a a calmarse.
- Validá sus emociones: hacele saber que entendés lo que siente. Por ejemplo, “sé que estás molesto/a porque querías la manzana sin pelar”.
- Ofrecé alternativas: dale opciones para resolver el problema, como “podemos comer la manzana pelada ahora y la próxima vez te la doy sin pelar”.
¿Sentís que no estás manejando bien las frustraciones de tus hijos/as? ¿O tenés dudas? Pedir ayuda profesional es lo mejor que podés hacer por el bien tuyo y de tu hijo/a. Tenemos nuestras consultorías personalizadas para que puedas sacarte todas las dudas. Recordá: la crianza es un camino lleno de desafíos y aprendizajes constantes, ¡paciencia!